El día 16 de marzo era un miércoles y por mi trabajo vespertino no tenía tiempo de buscar una enfermera que me fuera a inyectar el medicamento que me haría ovular en el momento exacto de mi IA. El PREGNYL fue fácil de encontrar y lo compré sin problemas pero la enfermera no lo fue tanto. Después de un rato buscando en internet y llamando por teléfono a todos los números que encontré de enfermeras a domicilio me encontré con un grupo de profesionales del Hogar de Cristo que tenían turnos hasta las 11 de la noche. Así que con ellas cerré el trato y me puse contenta de que además con su trabajo ayudaran a esta institución de jesuitas.
Mi clase vespertina terminaba a las 10 de la noche, hora en que tenía que inyectarme el PREGNYL. Hablé con mis alumnos y les dije que necesitaba terminar la clase unos minutos antes y como me lo imaginaba no se opusieron. Así que manejé de regreso a casa a las 9.45 y logré llegar a las 10.05 al depto donde ya me esperaba la enfermera. Me dolío la inyección, tengo que decirlo. Pero no fue un dolor insoportable y la niña que lo hizo fue muy suave y dulce conmigo. Me explicaba la sensación que yo tenía y donde debía estar doliendo en ese minuto, algo que yo aprecio bastante sobre todo cuando ignoro lo que está pasando en mi cuerpo. Cuando terminamos la acompañé a la puerta y se despidió con mucho cariño de mí y al salir de mi casa me miró y me dijo ‘Bendiciones’. Esa palabra la he escuchado tantas veces en la boca de gente muy cercana a las energías y a transmitir la buena vibra, que cuando la escuché en ella la sentí sincera y me emocioné. Qué hermoso pensar que un completo desconocido piense en regalarte bendiciones porque quieres ser madre. Ya era un primer paso.
17 de Marzo

Hola, me emociona mucho tu historia de verdad, yo ahora estoy en tratamiento y tengo una duda, luego del pregnyl cuando debes ovular?? Gracias y saludos!
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