Y ya son dos meses. Maravillosos por donde se les mire. Y agotadores también, pero es un agotamiento que llena la vida. Y la mamá que diga que no se ha cansado con su recién nacido está mintiendo o tiene super poderes.
Y dentro de todo este hermosos caos hoy me tocó llevar a Julieta a ponerle sus vacunas de los dos meses. La pediatra me advirtió que le dolería pero creo que más me dolió a mí verla y sentirla sufrir de esa manera. Dos gotas amargas tragó mi bebé y cuando se reponía del mal sabor un pinchazo en cada muslo. Lloró muy poco rato pero con mucha pena, su carita mostraba el dolor que ella sentía y mi corazón se hacía un nudito al igual que mi garganta. Pero no podía llorar porque tenía que ser fuerte para ella y consolarla. La abracé bien fuerte y le puse su orejita junto a mi corazón y se calmó al instante. Ahora a esperar cuál será su reacción en los próximos días y a estar ahí en cada instante para lo que ella necesite, aunque sólo sea que quiera estar en mis brazos el día entero.
Confío que ese sufrimiento es en realidad por su bien y que con esas vacunas la vamos a proteger de innumerables enfermedades que a la larga podrían ser peor que el minuto de dolor de vacunarse. Y nada más que esperar a que cumpla cuatro meses para la próxima dosis. A juntar valor para protegerla otra vez.
Creo 100% que el dolor es mayor para la madre, jajajaja. Para las proximas veras que solo basta con divertirla luego de las vacunitas y de inmediato se le pasará, tal como ya lo hiciste y si la pena es mucha, siempre esta su tetita, eso es infalible. Ah! y si le da un poco de fiebrecita, aprovechen de darse un baño tibio las dos. Cariños.
ResponderEliminarYa llevamos dos días y no ha habido fiebre, afortunadamente su ánimo también está de lo mejor. Cariños para ustedes también
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